Deborah Sussman nació el 26 de mayo de 1931, en Brooklyn, Nueva York, y desde joven demostró un talento innato para el arte, influenciada por su padre, un hábil artista comercial. Creció inmersa en un ambiente creativo que la inspiró a seguir una carrera en diseño.
Asistió a la Art Students League en Manhattan, donde perfeccionó sus habilidades de dibujo, y luego continuó sus estudios en Bard College, explorando su interés en la actuación y la pintura. En 1951, emprendió un camino más formal en el diseño al inscribirse en el Instituto de Diseño en Chicago, donde obtuvo un título en diseño gráfico.
El inicio de la década de 1950 marcó un momento crucial en la vida de Sussman cuando, a la edad de 22 años, se unió al estudio de Charles y Ray Eames, figuras emblemáticas en el diseño moderno. Durante aproximadamente diez años, desempeñó un papel integral en la creación de exhibiciones y proyectos innovadores para IBM, contribuyendo significativamente al mundo del diseño y la arquitectura.
La visión de Sussman trascendió fronteras geográficas cuando ganó una prestigiosa beca Fulbright que la llevó a estudiar en la Hoschschule für Gestaltang en Ulm, Alemania. Este periodo en Europa amplió sus perspectivas y le permitió absorber nuevas influencias culturales y estilísticas.
En 1968, Sussman dió un paso audaz al fundar su propia firma de diseño, marcando el comienzo de una etapa independiente y creativa en su carrera. Poco después, en 1972, junto a su marido, Paul Prezja, y juntos formaron Sussman/Prejza & Co. en 1980. Esta asociación no solo complementó sus habilidades sino que también dio lugar a proyectos innovadores que abarcaron desde parques temáticos hasta eventos de importancia internacional.
Deborah Sussman emergió como una pionera en el campo del diseño gráfico ambiental, destacándose por su capacidad para fusionar elementos gráficos en entornos arquitectónicos y públicos. Su enfoque visionario y su audacia para desafiar las convenciones la convirtieron en una figura influyente en la escena del diseño.
Entre sus proyectos más destacados se encuentra la transformación gráfica de los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Ángeles, donde su visión vibrante y su ruptura con los esquemas de color convencionales dejaron una huella duradera. A lo largo de su carrera, recibió reconocimientos notables, incluida la Medalla del Instituto Estadounidense de Artes Gráficas en 2004, un testimonio de su impacto en la industria.
Sussman acuñó el término “supergráficos” que eran diseños a gran escala y altamente visuales. Estos gráficos no solo eran grandes en tamaño, sino que también tenían un impacto visual significativo, transformando entornos y edificios. Estos, reflejanban su enfoque audaz y creativo. Su legado va más allá de los proyectos individuales; es una celebración de la capacidad del diseño para transformar entornos y narrar historias visuales.
Deborah Sussman falleció el 19 de agosto de 2014, a la edad de 83 años, después de una valiente batalla contra el cáncer de mama. Aunque su presencia física se apagó, su obra continúa vivo a través de sus obras monumentales y su influencia duradera en el mundo del diseño.