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Nelly Rudin, nacida en Basilea, Suiza, hija de un comerciante, pasó su infancia y juventud inmersa en el vibrante entorno cultural de la ciudad. Su camino artístico comenzó a tomar forma en la Escuela de Artes y Oficios de Basilea, donde, entre 1947 y 1950, recibió una formación sólida como diseñadora gráfica, contando con el apoyo fundamental de su madre, quien también era artista.

La influencia del pintor y escultor Walter Bodmer fue crucial en la vida artística de Rudin, introduciéndola en el mundo de las obras de Max Bill. Este encuentro marcó un hito significativo en su desarrollo artístico y sentó las bases para su posterior incursión en el Arte Concreto.

En 1954, Nelly Rudin se trasladó a Zúrich, donde trabajó durante tres años en un estudio de publicidad dirigido por Ernst A. Heiniger y Josef Müller-Brockmann. Este período no solo le proporcionó experiencia en el ámbito comercial sino que también fue el punto de partida para su futura carrera independiente. En 1957, fundó su propio estudio, consolidando su posición como una diseñadora gráfica influyente en el estilo suizo.

El trabajo de Nelly Rudin es una amalgama de habilidades y expresiones artísticas que abarcan tanto el diseño gráfico como las artes plásticas, con un enfoque distintivo en el Arte Concreto. Su obra refleja una profunda comprensión de la estética suiza, especialmente en el contexto del Swiss Style, caracterizado por su enfoque minimalista y geométrico.

En sus primeros años como diseñadora gráfica, Rudin destacó por su habilidad para crear composiciones gráficas precisas y equilibradas. Su trabajo en el estudio de publicidad en Zúrich le proporcionó una base sólida en la comunicación visual, y su contribución a la SAFFA en 1958 es emblemática de su capacidad para combinar elementos geométricos con colores vibrantes. Su enfoque único en la creación de patrones y la síntesis visual la distingue en el mundo del diseño gráfico suizo.

Su renombre se amplió con la creación de impactantes carteles, destacando su obra para la Schweizerische Ausstellung für Frauenarbeit (SAFFA) en 1958, donde exhibió un distintivo patrón de diseño basado en formas geométricas verdes, simbolizando la evolución desde las civilizaciones antiguas hasta la mujer contemporánea.

En 1964, Nelly Rudin tomó un giro decisivo en su carrera al sumergirse por completo en el mundo de las artes plásticas, dedicándose a la pintura y explorando las posibilidades del Arte Concreto. Su relación con Max Bill, quien se convirtió en amigo y consejero, influyó notablemente en su trayectoria artística.

Desde 1968, participó activamente en exposiciones individuales y colectivas, consolidando su posición como una figura destacada en el ámbito artístico. En 1989, su contribución excepcional fue reconocida con el Premio de la Fundación Camille Graeser y el prestigioso Premio Will Grohmann en la Academia de las Artes de Berlín.

Nelly Rudin vivió y trabajó en distintas localidades, incluyendo Uitikon (ZH), Zúrich y S-chanf (GR), dejando un legado artístico que ha sido honrado con una destacada retrospectiva en la Haus Konstruktiv en 2011/12. Su obra sigue siendo un testimonio del impacto duradero que ha tenido en el diseño gráfico y en el ámbito del Arte Concreto.

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