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Manuela Ballester

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No importa el principio ni el fin, lo importante es salir del camino, dar un salto y rodar por el camino, aunque las piedras y los espinos arranquen nuestra piel… abriendo un camino hasta el mar y dejarse ir

Manuela Ballester Vilaseca, nacida el 17 de noviembre de 1908 en Valencia, España, fue una destacada artista cuya obra abarcó la pintura, la ilustración, el cartelismo, la escritura y la poesía. Hija de Antonio Ballester, escultor, y Rosa Vilaseca Oliver, modista, creció inmersa en el ambiente artístico de su familia, jugando en el taller de su padre y rodeada de amigos artistas.

A los 14 años, en 1922, ingresó a la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, convirtiéndose en una de las pioneras mujeres en cursar estos estudios. Destacó por su dominio del dibujo académico, ganando premios y realizando un viaje a Madrid, donde quedó impactada por las obras de Goya, El Greco y Velázquez en el Museo del Prado.

Después de graduarse en 1928, Manuela inició su carrera trabajando como diseñadora de figurines de moda para revistas. Su valía y tesón la llevaron a ganar premios y a destacar en el mundo editorial. En 1929, su ilustración fue portada de la revista “Blanco y Negro”.

Comprometida con movimientos sociales, Manuela participó en exposiciones de índole política y colaboró con revistas como “Estudios”. Su activismo se intensificó durante la Guerra Civil Española, donde se posicionó en el bando republicano, siendo parte activa de la Agrupación de Mujeres Antifascistas y colaborando con el Ejército Popular. Además, dirigió la revista “Pasionaria: Revista de las mujeres antifascistas de Valencia”.

En 1938, la familia Ballester-Renau se exilió a México, donde Manuela continuó su carrera como ilustradora y participó en proyectos de muralismo junto a su esposo, Josep Renau. Vivieron en un ambiente marcado por el movimiento muralista mexicano.

Tras el divorcio en 1962, Manuela se trasladó a Berlín, enfrentando nuevos desafíos en un entorno diferente. A pesar de las dificultades lingüísticas, trabajó como ilustradora para revistas y editoriales alemanas, demostrando su versatilidad y perseverancia.

Manuela Ballester, a lo largo de su vida, fue una figura infravalorada, en parte eclipsada por el peso artístico de su esposo y por las circunstancias de la época. Sin embargo, su legado artístico y su compromiso con causas políticas y sociales la destacan como una figura fundamental en la historia del arte español del siglo XX. Falleció en Berlín el 17 de noviembre de 1994, dejando un legado que ahora es reconocido y apreciado.

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